El impacto de su primer avistamiento quita el aliento / Imagen: Banco de imágenes.

Tierra del Fuego – Ushuaia – Laguna Esmeralda

Lejos, en el fin del mundo, en donde parece que hasta los rayos del sol tienen que esforzarse para transmitir su calor existen una diversidad de maravillas esperando ser descubiertas. Quien quiera ver, que vea: Ushuaia -la ciudad más austral del mundo- es la morada de la Laguna Esmeralda.

El característico color verde brillante es el que le da el nombre a esta imponente laguna, destino preferido por locales y viajeros de todo el planeta. La esmeralda es una de las cuatro piedras preciosas que conforman la corteza terrestre y se dice que es veinte veces más difícil de conseguir que los diamantes. Algo similar sucede con la laguna: es esquiva y no deja verse hasta no estar a pocos metros. Una elevación de la superficie la mantiene fuera de la vista de los incautos.

El impacto de su primer avistamiento quita el aliento, el intenso color turquesa copa la mirada de los espectadores que caen irremediablemente en semejante hechizo.

Las opciones para disfrutar de esta invitación a la aventura son diversas: se puede atravesar bosques haciendo trekking para apreciar además la flora, aves propias del lugar y creativos diques naturales construidos por los castores a base de ramas de árboles.

También hay una opción para los viajeros que disfrutan de vistas panorámicas. La laguna es apreciable desde helicóptero o avioneta y los viajeros que la han visto se han quedado mudos por la rareza del paisaje: el monte Olivia con metros y las tuberas en colores del valle Carbajal son un festival para la vista de los más exigentes visitantes.

Redacción: Sitio Viajero