Entre arroyos saltarines, ríos y panorámicas se asienta el apacible poblado de San Clemente, paraje dueño de un encanto simple y natural que vale la pena descubrir. No podrán imaginar la extrema belleza que se encuentra en este lugar… aquí hasta las rosas cantan.
Este hermoso pueblo serrano de Córdoba, enclavado en una auténtica unión de valles, sin dudas fue creado para enamorarse. Si te apasiona el avistaje de aves autóctonas podrás observar y fotografiar zorzales, carpinteros, cotorras, colibríes, naranjeros, monjitas blancas, lechuzas vizcacheras, halcones grises, tordos, calandrias, jilgueros, golondrinas, horneros y más, algo es seguro aquí: siempre permanecerás acompañado por un trino celestial.
Con su ritmo tranquilo como sello característico, San Clemente brinda opciones para los turistas que decidan alojarse allí.
En la localidad que está a menos de 80 kilómetros de Córdoba, incluso podremos hacer cabalgatas y caminatas, pescar truchas, avistar cóndores y ver las estrellas desde un observatorio. Y un datito más: cuando hay poco nivel de agua, desde el puentecito podrás observar truchas que se encuentran entre las piedras.
Cada gota de cada uno de los tres ríos que bajan presurosos desde las laderas de los cerros se desliza formando estanques y cascadas colmadas de magia. Llevan en su pequeñez la vida de la montaña y reflejan en su transparencia al monte y en sus frutos rojos y la verde armonía se erige un símbolo de paz, se trata de una capillita construida en 1947 dedicada a la Virgen de la Merced que parece sacada de una fábula.
San Clemente es un destino que te brindará otra perspectiva vital, verás días bucólicos y a varios afortunados disfrutando de la postal.
Recorrerás senderos por el bosque de álamos, encontrarás playas del color del sol y una vez la confluencia toque las rocas su sonido hipnótico te hará sentir tanto sosiego que podrás decir que hallaste un sitio-gema. Por eso, cuidado, entre sierras y pinos San Clemente es un sitio adictivo, siempre querrás volver a él una vez lo hayas conocido.
