
Salta – Desierto del Diablo (La Puna)
Tolar Grande
De la misma forma en la que el canto de las sirenas atraía a los marineros desprevenidos, una misteriosa tierra surrealista atrae y cautiva a los viajeros de todos los rincones del planeta. El paisaje desértico es comparado con Marte o con los terrenos del Diablo, debido a su intensa gama de colores rojizos. El imponente y majestuoso desierto es considerado uno de los lugares mas extraños del país.
Ubicado en la provincia de Salta, el desierto se encuentra muy cerca de la localidad Tolar Grande: un pueblo kolla de aproximadamente 200 habitantes que practica una religiosidad muy marcada por el sincretismo andino y una ritualidad orientada a la Pachamama. Todos los 31 de agosto realizan la fiesta para la Madre Tierra y el pueblo entero sube a un cerro para darle de comer.
Esta comunidad alberga más de una sorpresa y sus Ojos de Mar son prueba irrefutable. Algunos kilómetros antes de llegar al Tolar Grande es posible observar espejos de agua salina de una exquisita rareza: ahí se descubrieron bacterias vivas de incalculable antigüedad y que se estima que han sido el origen a la vida en el planeta.
Llegar desde Tolar Grande al Desierto del Diablo es un verdadero desafío que puede representar hasta nueve horas de viaje. Tierra inhóspita, este desierto cautiva por su inmensidad y colores vibrantes, por lo que es recomendable pasar la noche en algún alojamiento en las cercanías para poder apreciar el lugar con la luz del día.
Llegar al sitio por cuenta propia es posible para los más intrépidos, pero por la falta de infraestructura, se recomienda visitarlo a través de una excursión con guías y en coches 4×4.
El Cono de Arita, es la excursión estrella en este alejado destino: un volcán nunca estallado utilizado en tiempos inmemoriales cómo sitio de ceremonias preincaico. Sin dudas es una de las imágenes más impresionante para apreciar la singularidad de la naturaleza: una imponente pirámide de una llamativa perfección levantada en medio de un gran salar.
Arído, místico y magnánimo como pocos, este desierto es la prueba mas contundente de la conexión primera entre la Madre Tierra y sus habitantes. Un lugar que vuelve imposible olvidarse del polvo que venimos.