Los Saltos de Moconá

Un rinconcito de Misiones, donde el verde de sus selvas se mezcla con el colorado de sus tierras, alberga un profundo secreto: un “triángulo de las bermudas” escondido caracterizado por el azul de los saltos. Moconá significa “que todo lo traga” en idioma guaraní, una descripción que hace justicia a estas cataratas que gustan de salirse de los esquemas tradicionales.

Poco más de 330 kilómetros separan a los Saltos de Moconá de la capital de Misiones. Un poco más -unos 500- los separan de las ineludibles Cataratas del Iguazú. Rebeldía es una de las palabras que definen categóricamente a estos saltos que van contra la corriente: no son transversales al curso de las aguas como la gran mayoría de las cataratas, por el contrario, son longitudinales -como si se tratase de una muralla de entre 5 y 10 metros de altura-.

Con una profundidad que alcanza los 170 metros en algunos puntos, el exquisito capricho se trata de una falla geológica que dio resultado a un perfecto corte sobre el río Uruguay, entre las desembocaduras del arroyo Yabotí y del río Pepirí Guazú en el lado argentino, y de los ríos Serapio y Calixto en el lado brasileño.

Surcado por la potencia de numerosos cursos de ríos y arroyos, los Saltos de Moconá tienen bien ganado su nombre, pero al mismo tiempo son también un vergel: la vida se corporiza tanto en los árboles como en las lianas, en los peces y en los reptiles, en las aves y enredaderas. El acceso a este canto a la naturaleza es a través del parque provincial del Moconá, que tiene la tarea de cuidar de estos maravillosos saltos cómo también del ecosistema emblemático de la selva misionera.

El camino para los que busquen el ingreso a este edén ya invita a la aventura. Primero, ruta 12 hasta la ciudad Jardín América, luego ruta provincial 7 con destino a Aristóbulo del Valle para después encarar por ruta 14 para llegar a San Vicente. Luego, la ruta provincial que lleva hasta El Soberbio, que es la siguiente parada. El camino desde ahí es bordeando las costas del río Uruguay, por la ruta provincial 2 hasta una intersección de caminos llamada Mesa Redonda. Finalmente, uno de los caminos de la bifurcación conduce a Colonia Paraíso y el otro a los tan ansiados saltos.

Redacción: Sitio Viajero
Un rinconcito de Misiones, donde el verde de sus selvas se mezcla con el colorado de sus tierras. / Imágen: Banco de imágenes.