
Los Médanos de Cafayate, Salta
Impensado, al costado de la ruta, escondido entre el paisaje, se alzan médanos de arena blanca. A unos kilómetros del centro cafayateño, se extiende un pequeño mar de arena, conocido en forma generalizada como Los Médanos.
Silba el viento, silba una poesía eterna en los médanos de Cafayate, un pedacito de la puna de Atacama en medio de los Valles Calchaquíes. Oasis, desierto, y el alma que respira para meditar o sólo dejar huellas… ¿qué podría ser más hermoso que ver el atardecer desde estos blancos montículos de arena donde el eco del tiempo se sigue escuchando sin cesar?
Pero veamos entonces cómo podremos llegar hasta este bucólico lugar. Desde la Ruta Nacional Nº 68 hasta el arenal hay una distancia aproximada de 500 metros; entre álamos y viñedos el sendero que conduce hasta allí es angosto, de todos modos, quien no desee hacerlo a pie, tranquilamente puede hacerlo en vehículo, aunque no es aconsejable ya que los arbustos que se encuentran en los laterales poseen grandes espinas produciendo rayaduras en el auto. Por la tonalidad clara de estas arenas se recomienda traer anteojos, las dunas reflejan los rayos solares en los días radiantes de sol.
La temperatura superficial de las partículas arenosas llega en algunos casos a los 50 grados, esa es la razón por la que al entrar en contacto con la vegetación circundante la termina tostando, tal es así que hasta los algarrobos linderos terminan secándose debido a este fenómeno. Así que también se recomienda estar muy bien calzados.
Pero la pregunta que casi todos nos hacemos es, ¿de dónde salió tanta arena? ¿cómo se formaron los ventosos Médanos de Cafayate? Les cuento, parece ser que hace unos 30 mil años colapsó la ladera del Cerro El Zorrito por un sismo de gran magnitud, lo que generó un dique natural que embalsó las aguas del Valle Calchaquí en su salida a la Quebrada de Las Conchas, formando en ese entonces un lago.
En esa albufera se depositaron los sílices y arcillas, productos de la erosión de las rocas de la región. Debido a que el curso de agua permaneció algunos miles de años, es que se formó el importante depósito sedimentario.
Las arenas del tiempo siguieron corriendo, entonces un día el dique se rompió y las aguas volvieron a fluir libremente, pero los depósitos de mica comenzaron a ser destruidos por la erosión, liberando las conchillas, que fueron arrastradas y amontonadas por el viento en este lugar, formando estas poéticas dunas. Magia que bien sabe hacer la Diosa Naturaleza.
Las pequeñas montañas de arena alcanzan alturas de 25 y 30 metros. Son dunas altas y escalarlas demanda un esfuerzo, pero la diversión está asegurada. Estas masas vivas, que se mueven según la dirección del céfiro brindan una variada gama de actividades para toda la familia: caminatas a plena luz del día o al amparo de la luna, cabalgatas; cuatriciclos durante el día, fogones y guitarreadas durante la noche. Un sitio ideal por variedad y contraste, una travesía especial para crear una historia fotografiada, volviendo a esta jornada desértica, inolvidable.