
La Cumbrecita, Córdoba
Refrescarse en sus cascadas, caminar entre lagos y un pinar hasta llegar a la capilla, probar los más ricos chocolates, las delicias centroeuropeas y criollas más exquisitas, animarse a explorar ríos subterráneos o descubrir hadas, duendes, lechuzas, coquetos hongos de lunares blancos y sombrero rojo y ardillas talladas en las esculturas de madera dispersas en la comuna, son algunas de las actividades que podemos realizar en La Cumbrecita, un pequeño pueblo de cuento ubicado en el valle de Calamuchita en las Sierras Grandes de la provincia de Córdoba, Argentina.
Este rincón serrano nos invita a conocer sus bosques, sus cursos de agua transparente y sus construcciones de estilo alpino. La Cumbrecita es un pueblo peatonal, donde no se permite el ingreso con vehículos y todos los recorridos están previstos para ser realizados a pie.
Con cascadas que bajan de la sierra, añosos bosques bordados de senderos, ríos de agua cristalina y típicas construcciones a dos aguas a uno y otro lado del camino, este enclave precioso tiene mucho para enamorarnos, máxime si realizamos el tour bajo la luz de la luna en una noche de verano glorioso.
El pueblo de ritmo tranquilo y de mayor altitud de la provincia, está diseñado para llenarte de calma, esa es la característica que define la identidad de este oasis lleno de paz. La preciosa capilla, ubicada en uno de los puntos más elevados de la aldea está rodeada del bosque circundante y le brinda al lugar ese toque encantador del que ningún visitante puede sustraerse.
El sonido del agua circula entre los arroyos, el sosiego y la felicidad se imponen con ímpetu aquí. ¡Qué bonita es la vida cuando aprendemos a disfrutar de los pequeños momentos que nos da!
Mientras continuamos paseando y recorriendo tanta belleza, llegamos a La Olla, lugar lleno de hermosas piedras al que es muy accesible y fácil de llegar; sitio ideal para hacer un alto, refrescarnos y sentarnos a tomar unos riquísimos mates.
La Cumbrecita es espectacular, por eso fue declarada Reserva Natural de Uso Múltiple, pero continuemos con nuestro recorrido, aún hay más por visitar. No podemos perdernos el precioso Lago de las Truchas ni el Mirador del Cerro, cuyas vistas son de gran sosiego.
Ahora, sigamos rumbo a la Cascada Grande. Dicho paseo es uno de los más representativos del pueblo, donde la naturaleza se muestra con todo su esplendor.
Pero haré un alto aquí para recomendarles que no lleven objetos en sus manos, será mejor llevar las pertenencias en una mochila, ya que necesitarán las manos libres para sujetarse de las piedras al deslizarse. Camino abajo una hermosa sorpresa nos espera: un arroyo se abre paso y una gran quebrada produce un salto de agua de 14 metros de altura que se precipita sobre una olla de 5 metros de profundidad, entonces sentimos que el esfuerzo por explorar valió la pena.
Cae la noche y estoy regresando ya a la aldea, y al pasar por la fuente de la plaza dos gnomos y tres duendes me contaron que viven allí muy felices y es muy creíble ya que el lugar es para los sentidos, todo un festival.