
La Cumbre, Córdoba, Argentina
Siento un aura suave que esparce amabilidad a montones, como delicados pétalos de flores. Está llegando la primavera a un lugar que fue tocado por algún ángel misterioso, hablo de La Cumbre, un agreste pero a la misma vez, gourmet y sofisticado Pueblo Histórico que está ubicado en la abundante y maravillosa provincia de Córdoba. Más específicamente, en el Valle de Punilla.
Entre pinos y araucarias, el aristocrático sitio nos espera con los brazos abiertos; siempre es el momento adecuado para visitar esta localidad encantada. Esta temporada estará refulgente de actividades, habrá cabalgatas, ciclismo, conciertos, golf, si querés sentir lo que vive un pájaro tendrás la oportunidad de practicar parapente, hacer trekking hasta el Cristo Redentor que mide siete metros de altura, conocer sus importantes cursos de agua o bien improvisar un picnic entre arroyos cantarines.
Los city-tours a señoriales casas con espíritu inglés son hermosos, te harán avivar la chispa de la imaginación porque de la mano de los guías podrás conocer la historia de propiedades majestuosas que te darán ganas de ingresar y quedarte a vivir ahí, ya. Más tarde, saborear las diferentes variedades del tradicional five o´clock tea. Les recomiendo su gastronomía; está es, entre todas, la más impostergable actividad.
El centro comercial de la Cumbre fue uno de los principales propulsores de toda Córdoba para atraer visitantes, aunque su desarrollo se debe más que nada a que fue la localidad elegida por destacadas figuras de la nación y del extranjero, especialmente ingleses que llegaron para construir el ferrocarril; de verdad, su patrimonio cultural es único y especial.
Todo esto debido a su microclima terapéutico, de montañas tan propicias que ha atraído a prominentes personalidades, entre ellos al afamado escritor Manuel Mujica Lainez. La casona de Don Manucho es un atractivo ineludible, propongo hacer un viaje en el tiempo trasladándonos a su mansión ubicada a unos tres kilómetros del centro; podrás conocerla mediante una visita guiada y no te va a decepcionar. Es realmente otro mundo. El contenido de la casa es increíble, magníficos cuadros firmados, muebles invaluables, libros sobresalientes, objetos originales y el gigante parque fuera de serie. La casa – museo es para explorar con tranquilidad y disfrutar esa atmósfera tan especial, en compañía del aroma de las flores.
Asimismo, podremos conocer la bonita iglesia, también visitar la antigua capillita en cuyo jardín se erige la estatua de ese mendigo alegre y cautivante que fue San Francisco de Asís. Justamente, frente a dicha capilla se encuentra el ascenso al Cristo Redentor, serán unos 600 metros en subida, pero no presenta ninguna dificultad. Con tranquilidad, protector solar y agua, todos podrán hacerlo. Al llegar a la cima las vistas de la serranía compensarán el esfuerzo. La Cruz que está ubicada frente al Cristo es desde siempre otro de los emblemas de este paraje de ensueño.
Recorrer museos, galerías de arte, aventurarnos (en compañía de los guías) al santuario de los hermosos monos carayá, visitar estancias, practicar tiro al arco o corretear entre lavandas y viñedos son sólo algunas de las múltiples actividades que este destino turístico ofrece durante todo el año, por eso yo, parafraseando a La Chiqui, digo: ¡La Cumbre, allá vamos!
Redacción: Sitio Viajero
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