De bellezas infinitas están colmadas Aitutaki y Rarotonga, ellas más bien parecen ser trozos del paraíso. / Imagen: Banco de Imágenes.

Islas Cook, Pacífico Sur

¿Existe una isla perfecta en este mundo? si la hubiese se parecería mucho a las Islas Cook; la red de 15 islas como perlas de un collar real que se extiende conformando un archipiélago localizado en el corazón del Pacífico Sur, entre Hawai y Nueva Zelanda te quitará el aliento por su belleza inmaculada y perfecta.

La mayor parte de la población se concentra en la isla de Rarotonga, donde se encuentra el aeropuerto internacional. Hay también muchos ciudadanos de las islas Cook que viven en Nueva Zelanda, particularmente en la isla Norte. El turismo es la principal fuente de ingresos de las bellas ínsulas, por encima del negocio de bancos, perlas y las exportaciones de productos del mar y frutas exóticas.

De bellezas infinitas están colmadas Aitutaki y Rarotonga, ellas más bien parecen ser trozos del paraíso. Todo aquello que hemos soñado está allí. Arenas blancas, aguas transparentes, relax… días y días perpetuos disfrutando del sol, las playas, sus bailes, su gente afable y ¡su comida!

Estos polinesios únicos y amigables tienen su propio idioma y gobierno y disfrutan de una cultura vigorosa y diversa con diferencias significativas entre cada isla. Cada una de ellas posee cualidades únicas y ofrece al visitante una experiencia especial.

En esta parte del mundo se respira un ambiente tropical hermoso durante todo el año y por citar un ejemplo, poco después de aterrizar en Rarotonga, la isla mayor, podrás estar navegando en kayak en una laguna cristalina, tomar un primer cóctel o relajarte junto a la piscina de tu hermoso resort. No importa dónde estés o qué quieras hacer, las islas son tuyas para disfrutarlas a tu manera, en todo momento, todos los días del año. Exactamente lo mismo sucede en Aitutaki y las Islas Cook en general. Como decía, las edénicas islas son un destino especial, allí todo es fácil y se respira una sensación de libertad dondequiera que vayas.

Este atolón de anillos coralinos se distingue por la libertad y facilidad para explorar. El corazón palpitante del pequeño paraíso en el Pacífico sur, sin dudas capturará el tuyo.

La calidez del sol radiante te energetizará, el aroma de las flores de frangipanis te bañará; la decisión más apremiante a la que te enfrentarás será si escalar la cima del majestuoso pico volcánico, o explorar las aguas de indescriptible color azul profundo mientras nadás con grandes bancos de peces tropicales.

Este destino se siente como una aventura sin final. Con tan sólo sumergirte un momento en la afable cultura de sus pueblos, o simplemente caminar desde la playa de arena blanca hasta la piscina mientras los niños disfrutan de un intenso día de carreras de cangrejos te hará sentir intensa y plenamente feliz. Asimismo podrías optar por conquistar montañas en una visita guiada, practicar kitesurf, aprender a bucear en sus cálidas aguas o practicar actividades llenas de adrenalina, o simplemente tal vez definirte por otras más tranquilas como el kayak o el paddle, también relajarse en una cómoda hamaca en una tranquila laguna rodeada de cocoteros, o por qué no, simplemente disfrutar del perfecto masaje isleño; con alegría y gustosamente los ciudadanos te ayudarán a disfrutar de tu estadía en el edén polinesio ya que su postulado principal es el bienestar de sus visitantes.

Redacción: Sitio Viajero